Monasterio de Tentudía
La Iglesia fue elevada sobre un modesto templo anterior erigido en conmemoración de la mítica batalla de Tentudía. Debió estar compuesto por tres naves, comunicadas a través de hiladas de arcos de cantería, con una capilla de planta cuadrada en la nave central y otras menores, adosadas a las colaterales. El cerramiento se solucionaría con una simple cubierta de madera, de estética mudéjar. A finales del S. XIV fueron adosadas a la cabecera dos capillas funerarias, conectadas con las naves colaterales por medio de un reducido pasillo donde podemos encontrar a dos maestres de la Orden de Santiago: Gonzalo Mexías y Fernando Oxores. Las capillas laterales albergan retablos de azulejos, posteriores al del altar mayor, representando uno a Santiago caballero en blanco corcel, vestido de armadura, con espada en la mano derecha y bandera en la otra, yaciendo a sus pies los enemigos vencidos en combate. Flanquea la escena dos grandes árboles y está bordeada de cenefa con ramificaciones y guirnaldas. En el frontal de la mesa del altar figura una cartela con la imagen de la Virgen y el Niño. La capilla de San Agustín muestra en su retablo cerámico al Santo caracterizado de Padre de la Iglesia, con mitra y báculo, sosteniendo en su mano derecha la pluma de doctor y en la izquierda la iglesia de fundador. Preside el templo la bellísima imagen de la Virgen de Tentudía, advocación de gran raigambre dentro y fuera de la zona. Es una imagen de las llamadas de “candelero” en cuyo rostro se aprecia la armonía de la dulzura con la majestad que los artistas del siglo XVIII imprimían a sus obras.