Ermita de San Roque de Cacabelos
El cacabelense Don Mateo Chicarro, perteneciente a la pequeña nobleza local, reconstruyó en el año 1590 la ermita de la Vera Cruz. Unos pocos años después, tras las mortíferas pestes de 1599, su patrono le cambiaría la advocación por la de San Roque, santo protector contra la peste. Desde esta fecha hasta la actualidad ha sido preciso reedificarla "in fundamentis" en varias ocasiones, siendo la última la del año 1789. En su interior, junto a la imagen de San Roque, existen dos altorrelieves de madera policromada del siglo XVIII, que representan a San Gil de Casayo y San Herberto de Cerdeña, ambos procedentes del monasterio de Carracedo.