Monasterio de Santa María de Estany
Los primeros documentos escritos que hablan sobre la existencia de una iglesia en la zona de l'Estany son del año 990; se trata del documento en el que Sendred, propietario del castillo de Gurb, cedía la titularidad de la misma a la sede de Vich. La cesión no se realizó, sin embargo, hasta el 1080 y fue Guillem Ramon de Taradell quien entregó el templo al obispo de Vich, Berenguer Seniofred (o Sunifred) de Lluçà. Fue este mismo obispo quien decidió construir un monasterio de canónigos agustinos en la zona, cuyo templo consagró él mismo en compañía de san Oleguer en 1133.
El monasterio tuvo una fuerte influencia que se dilató más allá de la comarca. Las propiedades de Santa María se extendían hasta lugares distantes como Sabadell o San Celoni gracias a las donaciones de los nobles de la zona. Durante los siglos XII y XIII se crearon algunas pequeñas filiales. A principios del siglo XIII se realizó una reforma del monasterio que culminó con la construcción del claustro a principios del siglo XIV.