Los sellos más originales del Camino
21/09/2021
Vieiras, santos, botas, símbolos identitarios y hasta una naranja peregrina. Son algunas de los sellos que se pueden encontrar en las credenciales del Camino que acaban en las compostelas de los peregrinos. El resultado del bum de las rutas xacobeas y del constante trasiego de peregrinos por las localidades que atraviesan. Aunque antiguamente los sellos solo se podían obtener en lugares religiosos, en la actualidad se pueden conseguir en cualquier rincón del Camino. Albergues, comercios, bares... E incluso a través de personas que tienen su propia marca. La imaginación es libre y el resultado, original.
Tal es la variedad de sellos que dos peregrinos que hagan la misma ruta podrían llegar a Santiago con credenciales distintas. Por ejemplo, si salieran de Oporto, uno de los puntos de partida del Camino Portugués, podrían conseguir el sello del Ayuntamiento, con el blasón municipal; del albergue de peregrinos, con la tradicional vieira; o de la policía local, con el escudo del cuerpo.
A su llegada a Santiago pasaría más de lo mismo e incluso con más variedad. Cuanto más se acerca uno a la Catedral, más crece la cantidad de lugares que sellan las credenciales. Lo habitual es aprovechar que se hace la cola en la Oficina de Acogida al Peregrino para obtener allí la última estampa: el Apóstol. Sin embargo, hay otras opciones más heterodoxas. Desde albergues hasta bares del casco viejo, pasando por tiendas de suvenir. Incluso Zapatones, aquel mítico peregrino del Obradoiro ya fallecido, tenía su propia marca y no dudaba en estampársela a quienes se lo pedían.
Lo cierto es que cualquiera puede conseguir su propio sello. Una forma de dejar su huella en el Camino de los peregrinos. Encontrarse a alguna persona estampando su propia marca en los mojones, tabernas o puertas de las casas es habitual en las rutas más transitadas.
La variedad de diseños también aumenta en función del itinerario. Las rutas poco transitadas como el Camino de Fisterra mantienen un número más controlado de sellos y suelen ser más tradicionales. Por ejemplo, en el fin del camino se opta por el mojón del kilómetro cero.
Las rutas más populares, como el Camino Francés, desbordan de diseños. Hay marcas tradicionales como la de la abadía de Sant-Gilles du Gard, con su santo como motivo central; propuestas modernas como el Museo del Chocolate de Astorga; o apuestas más atrevidas como el sello de una tienda de recuerdos de Paradela, donde eligieron un punki como sello de identidad.
Identidad e historia
Los sellos tienden a funcionar como símbolos identitarios de los lugares donde se ponen. Por ejemplo, en la oficina de turismo de Barcelos utilizan su famoso gallo. Cuenta la leyenda que un peregrino que salía de esta localidad fue acusado de ladrón y condenado a la horca. Para probar su inocencia, dijo que el gallo que se estaba comiendo el juez se levantaría y cantaría. El milagro se produjo y el hombre se salvó.
Una historia similar se cuenta en Santo Domingo de la Calzada, en el Camino Francés. En ese caso es un joven el que se salva de morir. Cuando sus padres van a informar al juez del milagro, este les dice que su hijo está tan vivo como el gallo y la gallina que se está comiendo. En ese momento, los animales se levantan y cantan. Este suceso también está plasmado en el sello de la localidad. Y es que, además de identificar un lugar, los sellos cuentan sus leyendas e historias.
¿Para qué sirven?
Leyendas y curiosidades aparte, los sellos fueron creados con una función práctica. Es la forma que tienen los peregrinos de demostrar que han recorrido el Camino. El pase para conseguir la Compostela. Surgieron hace siglos, cuando la popularidad de las rutas hizo que llegasen a Santiago diligencias de caballos. Era necesario distinguir quién había peregrinado y quién no. Para demostrar que no se hacen trampas, se recomienda sellar la credencial en varios puntos de cada etapa. Algo que cada día resulta más sencillo. Iglesias, monasterios, conventos, albergues, asociaciones de amigos del Camino, bares, restaurantes, museos, universidades, oficinas de turismo, comercios, farmacias y un largo etcétera de establecimientos ponen sus sellos a lo largo de las rutas xacobeas. Incluso quienes optan por seguir los pasos del Apóstol por la ruta Traslatio pueden sellar su credencial en la barca.
Rebeca Cordobés