Escalinata y capilla de la Virgen de las Nieves
Cuenta la vieja leyenda que el Miño, a su paso por Portomarín, está habitado por hechiceras y hombres-pez dispuestos a arrastrarnos río abajo y que, para evitar caer en sus redes, hay que meter una piedrecita en la boca antes de cruzar el puente. Al parecer, aunque sea una piedra muy pequeña, se convierte en un peso imposible de mover para ellos y nos deja libres de malos hechizos. La nueva leyenda la firma alguien en tiempo reciente y con bastante mala leche y cuenta que los peregrinos que llegan cansados de la jornada de camino, tienen que subir la altísima escalera hacia la ermita de Las Nieves y, además, tienen que hacerlo de una tacada, a la carrera y sin detenerse a descansar, aunque tengan los pies llenos de ampollas y los riñones doblados, porque según el “gracioso” que acuñó la dichosa leyenda, el que se detiene a descansar antes de llegar a la cima, queda impotente durante medio año. Resulta curioso ver como, por si acaso tiene algo de cierta, muchos peregrinos suben corriendo los 46 escalones.