
Asociación Riojana de Amigos del Camino de Santiago
Este, en agradecimiento, le regaló a los franciscanos una huerta a orillas del Ebro logroñés donde se levantó el primer convento de la orden. Aunque la historia no es comprobable, varios historiadores aluden a documentos que constatan que si la fundación no se debió al propio patriarca, sí quedaría dentro del área de influencia dejada por él a su paso por Logroño hacia Santiago.